Mi-Chan estaba caminando con sus pies descalzos sobre los charcos y la suciedad, solo vestida con unos cuantos trapos, intentando ir a un lugar caliente para no congelarse. Estaba completamente sola, su madre y su hermano murieron de hambre, luego de semanas sin comida.
Su padre cayó enfermo, él intentaba hacer todo lo posible para que su hija no tuviese una vida tan desagradable como su familia. Al final, el padre le dijo a Mi-Chan que se fuera a buscar otro cobijo donde dormir, no quería que lo viese morir como a su madre y a su hermano.
Alrededor de la niña solo había casas destruidas y personas buscando un techo, como ella. Todo estaba lleno de agua por el tsunami de hacía unos días. Había ambulancias de aquí para allá, no se conocía el silencio. De pronto empezó a oscurecer, la niña se asustó, pues no tenía cobijo donde descansar.
Un vagabundo, que había encontrado un sitio caliente, la vio y le dijo:
- Oye, niña que andas descalza, ven aquí, no sigas buscando. -
Mi-Chan, con la mirada perdida, fue hacia el hombre, que la arropó y le dio un poco de comida que había encontrado. La niña se durmió enseguida, calentada solamente con unos cuantos periódicos que había encontrado.
Al día siguiente, Mi-Chan se encontraba más segura aunque no tenía motivo, porque debía encontrar un lugar estable y ese claramente no lo era. El vagabundo le dijo que tenía que ir a un sitio donde acogen a los niños y les buscan una familia. A Mi-Chan le sonó como si fuera un perro y pensó que sería mala idea y que ahí la tratarían mal. El hombre, decidido a llevarla, cogió a la niña de la mano y la llevó a la calle, donde la soltó y le dijo:
- Mira, si quieres tener la vida que tuvieron tus padres, morir como un sucio animal, saber que a nadie le has importado, no llegar a nada, si quieres eso, quédate aquí. La sociedad de hoy en día hace que muchas personas tengan que pasar por eso, pero tú puedes cambiarlo con solo ir a ese lugar, porque tú eres joven aún, tienes toda la vida por delante, no la desperdicies por algo tan insignificante como una decisión mal elegida. -
Mi-Chan se sorprendió mucho con sus palabras y decidió ir con él al orfanato. La niña le preguntó que cómo se llamaba y el hombre le contestó: Yiameni Chan. Después de eso, el vagabundo comenzó a andar, Mi-Chan corrió hacia él y le preguntó:
- ¿Cómo es que un sabio señor como usted acabó así? -
- Mi familia murió hace años por un tsunami y un terremoto que hubo al mismo tiempo. Mi casa fue destruida y llevo años viviendo aquí, ni siquiera sé cómo sobreviví al tsunami que hubo hace unos días - respondió Yiameni Chan.
Ellos tomaron rumbo hacia el orfanato. Por el camino vieron a muchas personas en mal estado, ambulancias llenas y médicos ayudando a heridos más leves.
Cuando llegaron tuvieron que decirse adiós, porque Yiameni no podía estar allí con ella. La niña le dio las gracias por sus palabras y le dijo que nunca leo olvidaría.
Mi-Chan, ya dentro del orfanato, le contó a la señora que había allí lo que le había sucedido a su familia. La señora, que se veía muy amable, le dijo que dentro de algunos días vendría una familia nueva a por ella.
Mientras pasaban esos días, Mi-Chan hablaba con muchas niñas que estaban en el orfanato, que le contaban historias sobre sus familias. Mi-Chan sintió mucha pena por las demás familias y por la suya.
Su "nueva familia" llegó al cabo de dos semanas, que a ella le parecieron una eternidad. Esa familia era muy adinerada, lo cual ayudó a Mi-Chan a tener una buena vida.
Pasaron veinte años, Mi-Chan, ya adulta, con veintiséis años, había conseguido estudiar en una prestigiosa universidad y trabajar en lo que más le gustaba, la informática.
Preciosa historia, ¿eh?
El tema de la redacción era la pobreza y Monyca ha sabido escribir sobre este de una manera sensible y original. ¡Enhorabuena!
profeCDR
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