En la hora de libre disposición de Lengua (sí, eso significa HLDL) hemos realizado un ejercicio muy chulo de creatividad. Demostramos que somos capaces de escribir una historia con una serie de palabras al azar... y nuestra imaginación.
Cada alumno y cada alumna va saliendo a la pizarra y escribe una palabra, la primera que se le ocurra, de manera que al final habrá escrita una lista de palabras que no guardan entre ellas ninguna relación. Porque, claro, nadie sabe para qué las vamos a utilizar.
En 1ºESO-D, la lista que salió es esta:
metamorfosis, correr, colegio, guapo, jugar, bailar, gozar, reír, soñar, magia, arroz, barco, archivador, andar, extraordinario, perro, vida, bolígrafo, micrófono, saltar, hombre, folio, pizarra, gafas, cebra
Se trata de crear una historia utilizando esas palabras por orden de aparición. ¡No es nada fácil!... porque el relato tiene que tener sentido. Se pueden usar toooodas las palabras que se quieran, pero es requisito imprescindible que las de la lista vayan apareciendo por orden y en la misma forma.
Pondremos más, pero el ejemplo a continuación es este cuento tan bonito de Tomás Parra Pardo, que fue el valiente que terminó el primero con un excelente resultado.
Mi metamorfosis
Aquel día salí a correr, pasé por el colegio y vi a un niño nuevo muy guapo. Yo quería jugar con la niña con la que él jugaba. Quería bailar, gozar, reír, soñar con ella, pero necesitaba esa chispa de magia que a mí me faltaba. Así que ese día empezó mi dieta, ese día comí arroz integral. Después fui al puerto a ver el barco de mi tío y dibujé melancólicamente ese barco en mi archivador. ¡Tenía hambre y estaba enamorado!
Después de unos días también me levantaba para salir a correr, y aproveché para ir a casa de mi primo de once meses, que casualmente ese mismo día empezó a andar , fue extraordinario. Pero la risa se me fue enseguida, porque la niña que me gustaba había perdido a su perro. ¡Nos fue la vida en encontrarlo! Además, yo perdí mi bolígrafo de dibujar. Para animarnos, Carmen (la que me gusta) compró un micrófono y nos fuimos a cantar a mi casa. Cantamos un dueto precioso. Mi metamorfosis estaba terminando.
Carmen (mi chica) decidió acompañarme a saltar piedras grandes en el estanque del parque para hacer ejercicio. ¡Más ejercicio! El hombre de las palomas nos miraba raro. Y resultó que era porque nos dibujó en un folio nuestro retrato.
Al día siguiente, en el cole, nos sacaron juntos a la pizarra, yo me equivoqué por los nervios que Carmen... y mi profe con gafas me transmitían. Aquel día al anochecer acabó mi metamorfosis. Y mi historia con Carmen comenzó. Aquel día cruzamos juntos un paso de cebra del polígono industrial de mi pueblo... eso no tenía mucho sentido, y nos dio la risa. Cuando llegamos al parque la besé, en el que sería nuestro banco de los atardeceres.
Y así comenzó mi adolescencia.
Está muy bien, ¿eh? A ver quién lo intenta.
profeCDR